Enrique VIII y la Cisma de Inglaterra, de Calderón


EnriqueviiiCartelPocos sabían que nuestro Calderón de la Barca, autor de “La vida es sueño“, escribió una versión de la división de la Iglesia anglicana con Enrique VIII, 100 años después de que esta sucediera, allá por el siglo XVII, como encargo para promocionar la religión católica.

Ahora, la Compañía Nacional de Teatro Clásico con Helena Pimenta al frente y el director Ignacio García (que montó y dirigió “La Sangre de Antígona” en México, donde ha vivido varios años), sacan del olvido esta pieza en verso del siglo XVI para deleite de los mortales de nuestra época; “Enrique VIII y la Cisma de Inglaterra“.

Los protagonistas son Sergio Peris-Mencheta (Enrique VIII) y Pepa Pedroche (Doña Catalina), junto a un elenco coral de 14 actores y 2 músicos en escena, flauta y viola. EnriqueviiiElencoEntre ellos destaca un potente Joaquín Notario (el Cardenal Volseo) y la ambiciosa Mamen Camacho (Ana Bolena).

José Gabriel López Antuñano es el autor de la versión, el responsable de la selección de los versos, que ha evitado cuidadosamente las alteraciones métricas y semánticas: “La técnica para hacerla más próxima ha pasado por pulirla, para que su ritmo sea más rápido, reforzando los diálogos y reordenando algunas escenas que ahorraban la información lenta y la disposición repetitiva de personajes”, ha dicho.

Enrique-VIII-6¿Qué te puedes esperar? Una puesta en escena sencilla, vistosa y aprovechada, un vestuario espectacular, por supuesto de Cornejo, una música que te transporta, unas interpretaciones logradas y una buena dirección que se ve en cada detalle. Respecto al texto, un Calderón nunca falla, con sus rimas rotundas y a la vez cercanas, asequibles para el público más o menos docto. Y un contenido histórico y universal con tramas sobre el poder, la debilidad humana y la corrupción, que no es otra cosa que anteponer los deseos personales al interés del pueblo, más allá de un lio de faldas que marcó la historia.

Eso sí, todo ello con grandes dosis de propaganda. Sólo algunas apreciaciones; Catalina de Aragón era la viuda de su hermano, por lo que su matrimonio era claramente amañado y aparentemente sencillo de anular por la Iglesia, como pedía el Rey, lo que hubiera resulto el conflicto. Por otro lado, se obvia el importante dato de que el rey buscaba sin éxito descendencia, para precisamente dar continuidad a los Tudor. Y tras verla, no puedes dejar de preguntarte: ¿Era realmente Enrique VII un hombre tan cegado por la lujuria hacia Ana Bolena? Lo que es evidente a la luz de los hechos, llevó a la Torre de Londres a sus sucesivas esposas, es la contradicción con que vivía su condición de hombre y de rey, el conflicto interior que no supo resolver y que tuvo tremendas consecuencias personales, políticas y religiosas.

Dónde: Teatro Pavón. Calle Embajadores 9. Madrid

Cuándo: De martes a sábado a las 20 horas. Hasta el 17 de mayo.

Duración: 1 hora 40 minutos, sin pausa.

Entradas: Entradas INAEM Entre 10 y 20€.

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